Psicopatía, Violencia y Criminalidad

La psicopatía y su relación con la violencia y la criminalidad
Existe una alta asociación entre psicopatía y violencia. Esto se debe a que muchas de las características que son importantes para la inhibición de las conductas violentas y antisociales, se encuentran seriamente disminuidas en los psicópatas: empatía, capacidad de establecer vínculos profundos, miedo al castigo y culpa.
Además, según Hare (2004) su egocentrismo, grandiosidad, impulsividad, bajos controles conductuales y necesidad de poder y control, facilitarían la victimización de los demás, por medio del uso de la intimidación y la violencia.
Los psicópatas son absolutamente competentes para enfrentarse a un juicio criminal. Generalmente, desde el punto de vista legal y/o psiquiátrico, no son «locos» ya que son capaces de distinguir claramente entre el bien y el mal, aunque a veces intenten simular un trastorno mental.
El psicópata tiene capacidad para optar, ya que posee plena conciencia de daño, desde lo racional.
Así es como se da cuenta de lo que está provocando en el otro y puede usarlo en su propio beneficio debido a que no hay un componente afectivo que acompañe esta apreciación.
Los psicópatas pueden iniciarse en actividades antisociales a temprana edad, continuando con estas acciones durante una gran parte de su vida. (Véase Test para niños psicópatas).
Alrededor de los 35-40 años este nivel de criminalidad tendería a decrecer; sin embargo, esto no significa que disminuya el grado de violencia, ya que éste casi no disminuiría con el transcurrir de los años.
Hare realiza una clara distinción, afirmando que «psicopatía no es sinónimo de criminalidad».
«La mayoría de los psicópatas no son delincuentes, sino más bien sujetos que gracias a su encanto y habilidad para manipular, engañan y arruinan la vida de todos aquellos que se asocian personal y profesionalmente con ellos».
No obstante, el psicópata tiene la capacidad de usar la violencia cuando el encanto, la manipulación, las amenazas y la intimidación no son efectivos para lograr sus propósitos.
Los psicópatas de Cuello Blanco
«Psicópatas de cuello blanco», para Hare serían: «…algunos son trabajadores informales y poco fiables, empresarios depredadores y sin escrúpulos, políticos corruptos o profesionales sin ética que usan su prestigio y su poder para victimizar a sus clientes».
Serían igual de egocéntricos, insensibles y manipuladores como el psicópata criminal medio: «…sin embargo, su inteligencia, historia familiar, habilidades y circunstancias sociales les permiten construir una fachada de normalidad y conseguir lo que quieren con relativa impunidad».