Ted Bundy: Análisis psicológico

Ted Bundy: Análisis psicológico

Análisis psicológico de Ted Bundy 

El perfil de Ted Bundy desde el punto de vista psicológico y criminológico da a conocer una evidente personalidad psicopática. Se trata de uno de los ejemplos más obvios en que un psicópata da rienda suelta a sus impulsos para convertirse en un asesino en serie.

Ted Bundy ha sido uno de los más famosos y despiadados asesinos en serie de nuestra historia reciente. Se le atribuye la muerte de 35 jóvenes, sin embargo los investigadores piensan que pudieron ser muchísimas más. La cifra exacta de sus víctimas y los secretos de sus crímenes, son datos que se llevó con él a la tumba.

Daba una impresión agradable, se expresaba con corrección e inteligencia. Nadie era capaz de imaginar que aquel joven elegante y apuesto protagonizaría una serie de violaciones, torturas, mutilaciones y muertes que conmocionarían al mundo entero.

 

Ted Bundy: Análisis psicológico

  • Encanto superficial y locuacidad: Era un joven inteligente, elocuente y apuesto, un candidato indiscutible al éxito. Lo definían como agradable, simpático, nunca apreciaron nada raro en él. Parecía un buen chico, era un placer hablar con él. Todos pensaban que era un triunfador, que tenia un futuro prometedor. Era capaz de ocultar a la perfección el impulso asesino que le dominaba. Sus amigos, su familia y sus compañeros le consideraban una persona perfectamente cuerda. Fue descrito como un Cary Grant juvenil.
  • Sentimiento de grandiosidad personal: Su tremendo narcisismo, la habilidad para despistar a la policía y la tendencia a burlarse de la autoridad, unidas a su pericia como ladrón, contribuyeron a reforzar su desmedida autoestima y la convicción de que tenía derecho a hacer cuanto se le antojase. Estaba tan seguro de sí mismo que rayaba en la arrogancia. Bundy despidió sus abogados y consiguió permiso para defenderse a sí mismo ante el tribunal. Confiaba ciegamente en su inteligencia y en su habilidad para manipular y derrotar al sistema judicial. Cuando un periodista le preguntó si llevaría a cabo su propia defensa formuló una de la que después se convertiría en una de las famosas frases de Ted Bundy: «Tengo el mejor abogado que conozco: yo.»
  • Mentira patológica: Uno de los rasgos mas importantes de su personalidad era que parecía muy sincero. Pero las apariencias engañan. Bundy era un maestro del engaño.
  • Manipulación: El colegio y sus aulas eran para el un campo de experimentación en el que ponía a prueba su habilidad verbal y donde trataba de manipular en su favor al profesorado. Manipuló a todas sus víctimas, haciéndoles creer que que necesitaba ayuda y abusando de la buena fe de las chicas para capturarlas.
  • Emociones superficiales: En su manera de enfrentarse a las relaciones sociales, había un defecto de fondo que le impedía establecer vínculos sinceros. En 1971 a la edad de 25 dedicaba su tiempo libre a disuadir a los suicidas en el teléfono de la esperanza de Seattle, mostrando en sus palabras emociones que realmente no existían. Era cariñoso, y se le daba bien conversar por teléfono, resulta paradójico que salvara tantas vidas.
  • Insensibilidad y falta de empatía: La idea de conmocionar a los agentes de la ley y ocasionar sufrimiento a los padres de las víctimas le resultaba emocionante porque de esa manera materializaba su venganza.
  • Falta de culpabilidad y remordimiento: No es que fuera incapaz de sentirse culpable por lo que había hecho, es que creía tener derecho a hacerlo.
  • Problemas de conducta precoces: Hay expertos que opinan que el origen de la locura de Bundy estuvo en su infancia. Ted tenia una tía muy joven que un día se despertó de la siesta rodeada de cuchillos apuntando hacia ella. Los había cogido del cajón de la cocina y los había colocado todos con la punta hacia ella.
  • Delincuencia juvenil: durante su adolescencia, la personalidad secreta de Bundy comenzó a emerger. Se consideraba por encima de la ley. A los 15 años era un consumado ladronzuelo y se le consideraba sospechoso de dos asaltos domiciliarios. Hay expertos que creen que en esta época cometió su primer asesinato.
  • Cosificación de las mujeres: Consideraba a sus víctimas como cosas, no como personas. Nunca se refirió a ellas como mujeres. Para él no pasaban de ser simples objetos. La vida de sus víctimas no tenía valor para él, porque no pensaba que fuesen personas de carne y hueso.
  • Sadismo sexual y necrofilia: Para Ted Bundy la mejor forma de disfrutar del sexo era esposar a una mujer atractiva, aterrorizarla y convencerla de que iba a morir. Los psiquiatras que estudiaron a Bundy le consideraron un caso único, pues aunaba dos tipos de aberración al mismo tiempo. Era sádico y a la vez necrófilo. Entre las características comunes a ambas perversiones destaca la falta de sentimiento de culpa y la voluntad expresa de hacer daño a otros para obtener placer sexual.

Bundy eligió a sus víctimas por una razón muy concreta. Todas poseían ciertas características físicas comunes. Eran chicas jóvenes, atractivas y llevaban el pelo largo, peinado con la raya en medio. Todas se parecían a su primera novia.

Aunque su disfraz seguía transmitiendo encanto y sinceridad, su verdadera personalidad estaba a punto de salir a la luz.

Cuando descubrió la farsa que había vivido creyendo que sus su abuelos era sus padres y su hermana mayor era en realidad su verdadera madre, se sintió vilmente traicionado por una mujer. Su madre.

En el momento que fue consciente de la verdad, aún se estaba tambaleando a causa del rechazo por parte de su primera novia.

Muchos investigadores opinan que fue en ese periodo cuando Ted Bundy decidió vengarse de las mujeres al considerarlas responsables de haberle arruinado la vida.

Hasta la misma mañana de su ejecución, se creyó capaz de retrasar lo inevitable. Pero fue en vano, el 24 de enero de 1989 a la edad de 41 años Ted Bundy, el joven elocuente y apuesto capaz de alcanzar cualquier meta, que decidió, sin embargo, dar rienda suelta a sus monstruosos instintos asesinos, fue ejecutado en la silla eléctrica.

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