Modelo integrado de Andrews y Bonta

Modelo de Andrews y Bonta
Modelo de Evaluación y Rehabilitación de Infractores
El modelo de Andrews y Bonta fue desarrollado en la década de 1980 y formalizado en 1990. Se utiliza para evaluar y rehabilitar a los criminales en Canadá y alrededor del mundo. Su aplicación presenta cada vez mayor un éxito.
Según Andrews y Bonta el diseño y aplicación de programas ha de respetar 3 principios (RNR):
- El principio del riesgo: afirma que el comportamiento criminal se puede predecir deforma fiable y que el tratamiento debe centrarse en los delincuentes de alto riesgo
- El principio de necesidad: que destaca la importancia de las necesidades criminógenas en el diseño y administración de un tratamiento
- El principio de responsividad: describe cómo debe ser el tratamiento.
El principio del riesgo
La intensidad de un programa de rehabilitación debe adecuarse al riesgo de reincidencia de delincuente. Más efectivos cuanto mayor es el riesgo.
El principio de necesidad
Los objetivos adecuados del tratamiento deben ser aspectos del individuo o del ambiente que sean susceptibles de cambio:
- Cambiar actitudes antisociales,
- Cambiar sentimientos antisociales
- Reducir amistades antisociales
- Promover afecto y comunicación familiar
- Promover control y supervisión familiar
- Promover la identificación con modelos prosociales
- Incrementar habilidades de autocontrol, organización y solución de problemas
- Sustituir conductas antisociales por otras prosociales
- Reducir la dependencia a las drogas
- Cambiar la cantidad y valor de los refuerzos
- Proporcionar un ambiente de vida estructurado y de apoyo
- Cambiar atributos y circunstancias antisociales
- Lograr que el sujeto reconozca situaciones de riesgo y prevenga recaídas.
El principio de responsividad
El tratamiento debe ajustarse al estilo de aprendizaje del delincuente. Para lo cual hay que utilizar lo establecido por la psicología conductual.
Enfocado a maximizar la capacidad del infractor para aprender de una intervención de rehabilitación mediante un tratamiento cognitivo-conductual y la adaptación de la intervención al estilo de aprendizaje, motivación, habilidades y puntos fuertes (recursos) del infractor.