El caso de Nagore Laffage

El crimen de Nagore Laffage
La historia
Todo ocurrió durante las fiestas de Sanfermín, la mañana del 7 de julio de 2008, entre las 7 y las 8 de la mañana. La noche de copas había llegado a su fin y un grupo de tres chicas se encontró con un joven, José Diego Yllanes. Se conocían porque ellas estudiaban enfermería en la Clínica Universitaria de Navarra y él trabajaba como residente de Psiquiatría en el mismo hospital.
Los cuatro se pusieron a charlar mientras se dirigían al portal del piso donde las chicas vivían. Se sentaron allí durante un rato mientras conversaban y poco después llegó Nagore Laffage, que era compañera de piso de las jóvenes.
Nagore y José Diego se conocían de haberse visto en el hospital. Ambos cruzaron unas palabras y se dirigieron a casa de él, situada en la calle Sancho Ramírez, 13. Existen grabaciones de este desplazamiento que realizaron, donde se les puede ver caminando juntos. Yllanes agarraba a Nagore de la cintura y del codo.
Según la sentencia, cuando los jóvenes llegaron al ascensor empezaron a tener contacto físico apasionadamente. Una vez en la casa, José Diego empezó a desnudar a Nagore de forma violenta, rompiéndole el pantalón, el sujetador y el tanga. Yllanes «consideró de forma errónea que Nagore quería una relación apasionada». Ella le pidió que parara y le dijo que «iba a destruir su carrera y denunciarle». Entonces Yllanes le tapó la boca para que no gritara y la golpeó repetidas veces, provocando que se asfixiara y muriera. Luego intentó descuartizar el cadáver, pero finalmente desistió. Metió el cuerpo de Nagore y sus objetos personales en bolsas de plástico. Limpió y desinfectó el piso con amoniaco y abandonó el cuerpo.
Como precisaba en este párrafo, ésta es la versión de los hechos narrada en la sentencia, más adelante precisaremos otros aspectos importantes a tener en cuenta para entender qué ocurrió aquella fatídica mañana.
Esa misma tarde, (7 de julio 2008) una vecina de la localidad de Olondriz salió a pasear a sus perros como hacía normalmente. Mientras caminaba vio unas bolsas de basura cerradas con cinta de embalar que le parecieron extrañas. Conforme se fue acercando, se dio cuenta que esas bolsas contenían un cuerpo humano. La vecina declaró que apreció sobre todo la espalda y que tenía claro que era la espalda de una mujer.
La señora llamó de inmediato a la policía foral para informar del hallazgo. Cuando las autoridades llegaron, encontraron el cadáver de una joven con la cara desfigurada a golpes.
La policía siguió rastreando la zona y horas más tarde encontró también otras cuatro bolsas que contenían pertenencias de la chica y también su dedo, que le había sido amputado post-mortem.
Cuando la policía foral recibió la llamada de la señora y posteriormente encontró las bolsas, ya sabían que algo había ocurrido. Un hombre había llamado para denunciar a su compañero de trabajo. Se trataba de un médico residente en la Clínica Universitaria de Navarra, José Diego Yllanes Vizcay. Según él, Yllanes le había pedido ayuda para deshacerse del cuerpo de la joven.
Unas horas después, sobre la medianoche, José Diego fue encontrado por su familia dentro de su coche, que se estaba estacionado en la localidad de Sorogain. Era el mismo vehículo donde había transportado el cadáver de Nagore. La familia relató que el joven se encontraba con signos de hipotermia y tenía ideas suicidas. Fue detenido más tarde en la casa familiar.
Nagore Laffage Casasola
Cuando todo sucedió, Nagore tenía 20 años de edad. Era originaria de la localidad guipuzcoana de Irún. Estudiaba segundo de enfermería y se encontraba realizando prácticas en la Clínica de Navarra.
Todas las personas que la conocían la describieron como una chica sociable y simpática. Era habladora y amigable. Muy querida por su familia y amistades. Tenía diversas aficiones y amaba la profesión que estaba estudiando.
También era una persona decidida y con mucha personalidad. Tenía un fuerte carácter que sacaba cuando era necesario. Su hermano Javier afirmó que estaba seguro que su hermana plantó cara a Yllanes «porque ella no se dejaba pisar por nadie». No era en absoluto una chica problemática, violenta o agresiva.
Sus amigas y familiares la describen también como una chica prudente, por lo que si se fue con Yllanes esa mañana fue porque no era un desconocido para ella.
José Diego Yllanes Vizcay
José Diego Yllanes Vizcay tenía 28 años en el momento de los hechos. Se puede decir que llevaba la máscara de «chico perfecto». Era bien parecido, con cuerpo de deportista. Iba al gimnasio y practicaba triatlón y aikido.
Licenciado en medicina, le faltaba menos de un año para convertirse en psiquiatra. Trabajaba como médico residente en la Clínica Universitaria de Navarra. De familia acomodada, tenía un novia también médico, un piso recién comprado en Navarra y una prometedora carrera por delante.
Nadie se hubiera esperado lo que aconteció aquella mañana de julio de 2008. Yllanes acabó con la vida de Nagore. La golpeó en repetidas ocasiones (al menos 25) y finalmente la estranguló con una sola mano. Luego intentó descuartizar su cadáver en la bañera y abandonó el cuerpo en bolsas de basura en el bosque.
La autopsia
La autopsia de Nagore Laffage mostró que cuando murió su nivel de alcohol en sangre era de 0,6 gramos de alcohol por aire espirado, lo que significa que había bebido moderadamente, teniendo en cuenta que había pasado toda la noche festejando San Fermín.
Respecto a la agresión, presentaba 33 lesiones externas y 3 lesiones internas. Numerosos hematomas en la cara y dos equimosis en el cuello y bajo la mandíbula.
Qué pasó
Lo que pasó en ese domicilio, realmente solo lo sabe Yllanes, ya que por desgracia, Nagore nunca podrá contar su versión de los hechos. Lo que si sabemos todos fue el resultado de esas horas que pasaron juntos. Yllanes arrebató la vida a Nagore, la metió en unas bolsas de basura y la abandonó en el bosque en una localidad cercana.
Sobre los hechos ocurridos existen varias versiones. Una de ellas la que José Diego relata, muy escasa en detalles ya que afirmó y repitió hasta la saciedad no recordar nada porque estaba borracho. Su abogado defendió en todo momento que se trató de un homicidio y que su cliente se encontraba bajo los efectos del alcohol, así como que había colaborado en el esclarecimiento de los hechos. «Estaba muy borracho, no me acuerdo de nada».
La otra versión fue la que la acusación particular, el fiscal y las acusaciones públicas defendieron durante el juicio y sostienen aún hoy. También es la versión que, en mi opinión, resulta evidente después de un análisis criminológico pormenorizado. Esta es que José Diego no supo aceptar el NO de Nagore y su muerte fue un asesinato.
La llamada al 112
Una de las pruebas más importantes del caso fue eliminada de la sentencia. Nagore Laffage realizó una llamada a SOS Navarra mientras se encontraba en casa de Yllanes, desde el móvil de su agresor. La llamada demuestra que Nagore estaba aún viva a las 10 de la mañana.
El teléfono de Yllanes sonó pero contestó Nagore. Era la madre del chico, aunque luego ella declaró no haber oído nada. La comunicación duró 9 segundos pero ella no era consciente de haber oído nada. Repitió la llamada unos minutos después pero según ella, no se dio cuenta de que alguien descolgara el teléfono.
Todo parece apuntar a que José Diego no se encontraba presente cuando su móvil recibió las llamadas y fue descolgado por Nagore. Ella aprovechó la ocasión para marcar el 112, el número de SOS Navarra. La llamada quedó grabada y aunque el audio sea de muy poca calidad se escucha perfectamente la voz de una mujer que dice «me va a matar».
El jurado desestimó la prueba porque la cara de Nagore tenía restos de sangre y en el móvil no los había. Pudo suceder que los golpes los recibiera después de la llamada, cuando Yllanes la descubrió, sin embargo el jurado no realizó esta consideración.
La defensa de Yllanes abogó por la teoría de que la llamada al 112 la realizó el acusado. Según su abogado, José Diego contestó el teléfono a su madre, pero tenía tal angustia que no tuvo fuerzas para articular palabra. Colgó y luego llamó a SOS Navarra para confesar lo que había ocurrido.
La sentencia
La clave del juicio sobre el crimen de Nagore Laffage fue determinar si hubo o no «Alevosía». La ausencia o existencia de la misma marcaría una importante diferencia: homicidio o asesinato.
Hay alevosía cuando «el culpable comete cualquiera de los delitos contra las personas empleando en la ejecución medios, modos o formas que tiendan directa o especialmente a asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido». (Artículo 22.1 del Código Penal español).
No se trataba de una diferencia sin importancia. No está igual visto ser un homicida que un asesino y obviamente la pena de cárcel prevista para uno y otro delito son también diversas. Evidentemente al acusado le convenía defender la tesis del homicidio, para conseguir con ello una pena menor.
Solo la defensa defendió la ausencia de alevosía. Tanto el fiscal como la acusación particular y popular consideraron y consideran que la alevosía existió y que por tanto Yllanes asesinó a Nagore.
Un año después de la muerte de Nagore, el 17 de noviembre de 2009, se dictó la sentencia que condenó a Yllanes:
Homicidio con agravante de abuso de superioridad o «alevosía menor» y los atenuantes de embriaguez leve y reparación del daño.
La condena de José Diego Yllanes fue de 12 años y 6 meses.
Documental
En el año 2010, Helena Taberna realizó un documental sobre el caso de Nagore Laffage llamado «Nagore». En el mismo aparece su madre Asun Casasola, así como otros miembros de su familia y amistades cercanas. Además recoge inéditas imágenes como la reconstrucción del crimen con el acusado y algunos fragmentos del juicio.
En el siguiente enlace puedes ver el documental completo online en este enlace.
En la actualidad
En el año 2019 se publicó que Yllanes disfrutaba del tercer grado penitenciario, por lo que solo acudía a la cárcel para dormir. La opinión pública estalló en su contra al conocerse que había sido contratado como médico en una clínica de Madrid, dirigida por el doctor Carlos Chiclana.
El mismo declaró que creía en la reinserción y lo había contratado porque nadie más le daba una oportunidad. Según sus palabras, Yllanes no trataba pacientes, solo colaboraba en tareas de investigación. Aún así, en la web de la clínica se publicó una foto con la cara del condenado junto a los demás profesionales de la plantilla. Esto enfureció a muchísimas personas que pidieron explicaciones al propietario por las redes sociales. Carlos Chiclana reconoció que había sido un error publicar su foto y pidió disculpas a la familia de Nagore.
El 25 de noviembre de 2019 se inauguró en Irún el parque Nagore Laffage Casasola, en homenaje a la joven.